Centenario de "Platero y Yo"

Platero y Yo

A la memoria de Aguedilla,
la pobre loca de la calle del Sol
que me mandaba moras y claveles.

Nueva pieza del museo al aire libre Platero EScultura  dedicada a  la memoria de Aguedilla.
Autora: Artista onubense Monika Rasco
Prologuillo

Suele creerse que yo escribí "Platero y Yo" para los niños, que es un libro para niños.
No. En 1913, "La Lectura", que sabía que yo estaba con ese libro, me pidió que adelantase un conjunto de sus páginas más idílicas para su "Biblioteca Juventud" Entonces, alterando la idea momentáneamente, escribí este prólogo:

Advertencia a los Hombres que lean este libro para niños.

Este breve libro, en donde la alegría y la pena son gemelas, cual las orejas de Platero, está escrito
para.... ¡Qué sé yo para quién!...., para quien escribimos los poetas líricos....Ahora que va a los niños, no le quito ni le pongo una coma. ¡Qué bien!
"Dondequiera que haya niños- dice Novalis-, existe una edad de oro". Pues por esa edad de oro que es como una isla espiritual caída del cielo, anda el corazón del poeta, y se encuentra allí tan a su gusto, que su mejor deseo sería no tener que abandonarla nunca.
¡Isla de gracia, de frescura y de dicha, edad de oro de los niños; siempre te halle yo en mi vida, mar de duelo; y que tu brisa me dé su lira, alta y, a veces, sin sentido, igual que el trino de la alondra en el sol blanco del amanecer!
El poeta
Madrid,1914
Estatua de Platero ubicada en el patio de la Casa Museo Zenobia - J.R.J.
Autor: Escultor e Imaginero Ayamontino León Ortega (1963)

del Capitulo primero (I)
Platero

Platero es pequeño, peludo, suave; tan blando por fuera, que se diría todo de algodón, que no lleva huesos.
Sólo los espejos de azabache de sus ojos son duros cual dos escarabajos de cristal negro.
Lo dejo suelto, y se va al prado, y acaricia tibiamente con su hocico, rozándolas apenas, las florecillas rosas, celestes y gualdas....Lo llamo dulcemente: "¿Platero?", y viene a mí con un trotecillo alegre que parece que se ríe, en no sé qué cascabeleo ideal....
Come cuanto le doy. Le gustan las naranjas mandarinas, las uvas moscateles, todas de ámbar, los higos morados, con su cristalina gotita de miel....
Es tierno y mimoso igual que un niño, que una niña.... pero fuerte y seco como una piedra. Cuando paso sobre él los domingos, por las últimas callejas del pueblo, los hombres del campo, vestidos de limpio y despaciosos, se quedan mirándolo:
-Tien´acero-
Tiene acero. Acero y plata de luna, al mismo tiempo.

Primera escultura que formara parte del Museo al Aire Libre de Moguer.
Plaza del Cabildo.
Autor: Escultor Sevillano Álvaro Flores Rojas
del Capitulo seis (VI)
La Miga

Si tú vinieras, Platero, con los demás niños, a la miga, aprenderías el a,b,c, y escribirías palotes. Sabrías tanto como el burro de las Figuras de cera --el amigo de la Sirenita del Mar, que aparece coronado de flores de trapo, por el cristal que muestra a ella, rosa toda, carne y oro, en su verde elemento--; más que el médico y el cura de Palos, Platero. 
Pero, aunque no tienes más que cuatro años, ¡eres tan grandote y tan poco fino! ¿En qué sillita te ibas a sentar tú, en qué mesa ibas tú a escribir, qué cartilla ni qué pluma te bastarían, en qué lugar del corro ibas a cantar, di, el Credo?
No. Doña Domitila --de hábito de Padre Jesús Nazareno, morado todo con el cordón amarillo, igual que Reyes, el besuguero-- te tendría, a lo mejor, dos horas de rodillas en un rincón del patio de los plátanos, o te daría, con su larga caña seca en las manos, o se comería la carne de membrillo de tu merienda, o te pondría un papel ardiendo bajo el rabo y tan coloradas y tan calientes las orejas como se le ponen al hijo del aperador cuando va a llover....
No. Platero, no. Vente tú conmigo. Yo te enseñare las flores y las estrellas. Y no se reirán de ti como de un niño torpón, ni te pondrán, cual si fueras lo que ellos llaman un burro, el gorro de los ojos grandes ribeteados de añil y almagra, como los de las barcas del río, con dos orejas dobles que las tuyas.

Octava pieza del Museo al Aire Libre de Moguer, inspirada en el cap.- La Miga. 
Ubicada en la Plaza de Ntra. Sra. de la Soledad junto al antiguo colegio Pedro Alonso Niño.
Autora: Escultora Moguereña, María José Díaz Olivares
del Capitulo veintinueve (XXIX)
Idilio de Abril

Los niños han ido con Platero al arroyo de los chopos, y ahora lo traen trotando, entre juegos sin razón y risas desproporcionadas,  todo cargado de flores amarillas. Allá abajo les ha llovido -aquella  nube fugaz que veló el prado verde con sus hilos de oro y plata, en los que tembló, como en una lira de llanto, el arco iris-. Y sobre la empapada lana del asnucho, las campanillas, niveas y gualdas, le cuelgan,  un momento, entre el blanco babear verdoso y luego se le van a la  barrigota cinchada. ¡Quién, como tú, Platero, pudiera comer flores...,y que no le hicieran daño!
¡Tarde equívoca de abril!...Los ojos brillantes y vivos de Platero copian toda la hora del sol y lluvia, en cuyo ocaso, sobre el campo de San juan, se ve llover, deshilachada, otra nube rosa.

Conjunto escultórico, segunda obra del Museo al Aire Libre de Moguer, inspirada en el cap.- Idilio de Abril.Ubicada en la Plaza de la Iglesia.
Autor: Escultor Pedro Requejo Novoa
del Capitulo cuarenta y uno (XLI)
Darbón

Darbón, el médico de Platero, es grande como el buey pío, rojo como una sandía. Pesa once arrobas. Cuenta, según él, tres duros de edad.
Cuando habla le faltan notas, cual a los pianos viejos; otras veces, en lugar de palabra, le sale un escape de aire. Y estas pifias llevan un acompañamiento de inclinaciones de cabeza, de manotadas ponderativas, de vacilaciones chochas, de quejumbres de garganta y salivas en el pañuelo, que no hay más que pedir. Un amable concierto para antes de la cena.
No le queda muela ni diente, y casi sólo come migajón de pan, que ablanda primero en la mano. Hace una bola y ¡a la boca roja! Allí la tiene, revolviéndola, una hora. 
Luego, otra bola, y otra. Masca con las encías, y la barba le llega, entonces, a la aguileña nariz.
Digo que es grande como el buey pío. En la puerta del banco, tapa la casa. Pero se enternece, igual que un niño, con Platero. Y si ve una flor o un pajarillo, se ríe de pronto, abriendo toda su boca, con una gran risa sostenida, cuya velocidad y duración él no puede regular, y que acaba siempre en llanto. Luego, ya sereno, mira largamente del lado del cementerio viejo:
-Mi niña, mi pobrecita niña....

Septima pieza del museo al aire libre Platero EScultura inspirada en el capítulo "Darbón" ubicada en la Plaza de San Francisco.
Autor: Escultor Sevillano José Manuel Díaz Benítez "Chiqui Díaz"

del Capitulo cuarenta y dos (XLII)
El niño y el agua

En la sequedad esteríl y abrasada de sol del gran corralón polvoriento, que, por despacio que se pise, lo llena a uno hasta los ojos de su blanco polvo cernido, el niño está con la fuente, en grupo franco y risueño, cada uno con su alma. Aunque no hay un solo árbol, el corazón se llena, llegando, de un nombre, que los ojos repiten escritos en el cielo azul Prusia con grandes letras de luz: Oasis.
Ya la mañana tiene calor de siesta y la chicharra sierra su olivo, en el corral de San Francisco.
El sol le da al niño en la cabeza; pero él, absorto en el agua, no lo siente. Echado en el suelo, tiene la mano bajo el chorro vivo, y el agua le pone en la palma un tembloroso palacio de frescura y de gracia que sus ojos negros contemplan arrobados. Habla solo, sorbe su nariz, se rasca aquí y allá entre sus harapos con la otra mano. El palacio, igual siempre y renovado a cada instante, vacila a veces. Y el niño se recoge entonces, se aprieta, se sume en sí, para que ni ese latido de la sangre que cambia, con un cristal movido solo, la imagen tan sensible de un calidoscopio, le robe al agua la sorprendida forma primera.
--Platero, no sé si entenderás o no lo que te digo: pero ese niño tiene en su mano mi alma.

Tercera pieza del museo al aire libre Platero EScultura se inspira en el capítulo "El niño y el agua" y  se ubica junto a la casa natal del Premio Nobel.
Autor: Escultor Malagueño Francisco Martín Molina

del Capitulo cuarenta y nueve (XLIX)
El  tío de las vistas

De pronto, sin matices, rompe el silencio de la calle el seco redoble de un tamborcillo.
Luego, una voz cascada tiembla un pregón jadeoso y largo. Se oyen carreras, calle abajo.......
Los chiquillos gritan: ¡El tío de las vistas! ¡Las vistas! ¡Las vistas!
En la esquina, una pequeña caja verde con cuatro banderitas rosas, esperan sobre su catrecillo, la lente al sol.
El viejo toca y toca el tambor. Un grupo de chiquillos sin dinero, las manos en el bolsillo o a la espalda, rodean, mudos, la cajita. A poco. llega otro corriendo, con su perra en la palma de la mano.
Se adelanta, pone sus ojos en la lente......
-¡Ahooora se verá.... al General Prim....en su caballo blancoooo....! -dice el viejo forastero con fastidio, y toca el tambor.
-¡El puerto...., de Barcelonaaaa....! -y más redoble.
Otros niños van llegando con su perra lista, y la adelantan al punto al viejo, mirándolo absortos, dispuestos a comprar su fantasía.
El viejo dice:
-Ahoooora se verá.... el castillo de la Habanaaaa! -y toca el tambor....
Platero, que se ha ido con la niña y el perro de enfrente a ver las vistas, mete su cabezota por entre las de los niños, por jugar. El viejo, con su súbito buen humor, le dice: "¡Venga tu perra!"
Y los niños sin dinero se ríen todos sin ganas, mirando al viejo con una humilde solicitud aduladora....

Quinta pieza del museo al aire libre Platero EScultura inspirada en el capítulo "El tío de las vistas" y  se ubica en la Plaza del Marques.
Autor: Escultor de la Palma del Condado (Huelva)
 Martín Lagares
del Capitulo cincuenta y cinco (LV)
Asnografía

Leo en un Diccionario: Asnografía, s. f.: Se dice, irónicamente, por descripción del asno.
¡Pobre asno! ¡Tan bueno, tan noble, tan agudo como eres! Irónicamente.....¿Por qué? ¿Ni una descripción seria mereces, tú, cuya descripción cierta sería un cuento de primavera? ¡Si al hombre que es bueno debieran decirle asno! ¡Si al asno que es malo debieran decirle hombre!
Irónicamente.... De ti, tan intelectual, amigo del viejo y del niño, del arroyo y de la mariposa, del sol y del perro, de la flor y de la luna, paciente y refexivo, melancólico y amable, Marco Aurelio de los prados....
Platero, que sin duda comprende, me mira fijamente con sus ojazos lucientes, de una blanda dureza, en los que el sol brilla, pequeñito y chispeante, en un breve y convexo firmamento verdinegro.¡Ay! ¡Si su peluda cabezota idílica supiera que yo le hago justicia, que soy mejor que esos hombres que escriben Diccionarios, casi tan bueno como él!
Y he puesto al margen del libro: ASNOGRÁFIA, sentido figurado: Se debe decir, con ironía, ¡claro está!, por descripción del hombre imbecíl que escribe Diccionarios.

Cuarta pieza del museo al aire libre Platero EScultura.
Inspirada en el capítulo "Asnografía" y  se ubica junto al Convento de Santa Clara, en la plaza de las Monjas
Autor: Escultor Onubense Victor Pulido
Detalle del interior de la escultura




Continuará............


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